En este sentido, el pastor para la Nueva Evangelización que se adelanta en nuestra diócesis, debe ser un hombre de vida humana y cristiana auténtica, capaz de trabajar en comunión con el obispo, sacerdotes, religiosos y laicos, que camina delante de las ovejas como líder, que es recio, de vida austera, generoso en la renuncia y en el sacrificio, capaz de compartir lo que es y lo que tiene.