CULTURA DE LA VIDA III
María, la mujer que recibe y acompaña la vida… hasta el final; con todos los problemas que se puedan presentar y todas las alegrías que la vida también nos da. María, la mujer que en un día como hoy recibe la vida y la acompaña hasta su plenitud y todavía no terminó porque nos sigue acompañando a nosotros en la vida de la Iglesia para que vaya adelante. La mujer del silencio, de la paciencia, que soporta el dolor, que enfrenta las dificultades y que sabe alegrarse profundamente con las alegrías de su Hijo.
El Papa Benedicto XVI ha querido que este año fuera el año de la vida. Y un día como hoy en el que la vida de Dios se inaugura en la tierra, este año de la vida tiene en su inicio, su peso más fuerte, en esa vida traída por María y acompañada por María. Y en este año de la vida creo que nos hará bien preguntarnos a nosotros cómo recibimos la vida… como la acompañamos…porque a veces no nos damos cuenta de lo que es la fragilidad de una vida. Quizá no caigamos en cuenta de los peligros que la vida de una persona desde niño, desde su concepción hasta su muerte, tiene que atravesar.
Entonces la pregunta que yo quisiera hacerles hoy, mirando a María que acompaña la vida, es: ¿Sabemos acompañar la vida? La vida de nuestros chicos, de nuestros hijos y de los que no lo son… ¿Sabemos ponerle a los chicos alicientes en su crecimiento? ¿Sabemos ponerles límites en su educación? Y los chicos que no son nuestros, aquellos que – y perdonen la expresión- parecen los “chicos de nadie”…, ¿me preocupan a mí también? ¡Son vida!¡Es hálito de Dios! O me preocupa cuidar a mi mascota, la que como no tiene libertad con su instinto me va a devolver lo que yo creo que es cariño. ¿Alguna vez pensé que lo que gasto en cuidar a una mascota podría ser alimento y educación de otro chico que no lo tiene? ¿Cuido la vida de los chicos cuando crecen? ¿Me preocupo para que crezcan maduros y libres? ¿Me preocupo por sus diversiones?
A veces cuando vemos los programas de ciertos viajes de egresados uno se pregunta si esto es cuidar la vida o es preparar el camino para que quemen todos los cartuchos que puedan. Yo ¿cuido eso? Y la vida sigue creciendo… y María la sigue acompañando… y yo como María ¿la acompaño? ¿Qué tal tus padres? ¿Los acompañas? ¿Qué tal tus suegros? ¿Los acompañas? ¿Te preocupas por ellos?
A veces es muy doloroso pero no queda más remedio que estén en un geriátrico por las situaciones de salud o de la familia misma… pero, cuando están ahí, ¿desgasto un sábado o domingo para estar con ellos? ¿Cuidas esa vida que se está apagando y te dio la vida a ti?
En este año de la vida el papa quiere que veamos todo el curso de la vida, en cada paso está María aquí. La que cuidó de la vida desde el principio y la sigue cuidando en nosotros como la Iglesia que está caminando. Lo peor que nos puede pasar es que carezcamos de amor para cuidar la vida y María es la mujer del amor. Si no hay amor no hay lugar para la vida. Sin amor hay egoísmo y uno se enrosca para acariciarse a sí mismo. ¡Amor le pedimos hoy a María para cuidar la vida. Amor y coraje! Alguno me podrá decir: “Pero, Padre, en esta civilización mundial que parece apocalíptica ¿cómo podremos llevar el amor en medio de tantas contradicciones y cuidar la vida hasta sus últimas consecuencias? El gran papa Pío XI dijo una frase muy dura: “lo peor que nos pasa no son los factores negativos de la civilización sino la somnolencia de los buenos”.
Homilía con motivo de la misa por la vida
(25 de marzo de 2011)
Card. Jorge Mario Bergoglio (Papa Francisco)