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No juzgar a los demás – Reflexión Pbro. Aníbal Hurtado Hurtado

Domingo VIII del Tiempo Ordinario

Lc 6, 39-45

Muy queridos hermanos:

Estamos presenciando un mundo que es duro en juzgar el comportamiento de las personas. Los parámetros que usamos para emitir una opinión o un juicio sobre la conducta humana está viciada por el interés, por los valores de una sociedad de consumo, que lleva a valorar al ser humano por lo que aparenta o por lo que rinde.

Por otro lado, estamos inclinados a ver siempre lo negativo de los otros: sus faltas, su pecado; no nos esforzamos en descubrir sus dones, sus cualidades, sus virtudes, sus cosas buenas. Queremos muchas veces tapar con dedo el sol de las bondades del otro. Buscamos resaltar nuestras cualidades a costa de resaltar los males del semejante.

En el Evangelio de hoy, Jesús instruye a los discípulos con una parábola. Quizás en el ambiente de la comunidad de Lucas persiste la envidia, la división y las rivalidades. Por esta razón, Jesús llama la atención sobre ellos para que no caigan en este tipo de dinámicas que afectan la convivencia y la fraternidad. De allí que el objetivo de la propuesta de Jesús sea la de advertir a los discípulos sobre su tarea de ser seguidores. En efecto, en el seguimiento de Jesús más que ser capaces de ver a los otros, lo más importante es verse a sí mismo. Por eso el discípulo no puede ser más que el maestro, porque debe aprender sin estar por encima de los demás para dominarlos. En este sentido es importante conocerse a sí mismo, mirar en el interior antes que ocuparse de los demás.

Qué difícil es mirar hacia dentro, conocer nuestras propias limitaciones y mirar nuestra conciencia cuando no somos capaces de abandonar nuestros orgullos y prepotencias. Jesús nos invita a mirar con nuevos ojos nuestra vida, a ser coherentes con nuestro discipulado de palabra y de obra, a aprender a ser auténticos seguidores suyos. Jesús nos enseña que en la misión se puede acompañar al otro sin necesidad de ponerse por encima. El seguimiento de Jesús es un proceso de aprendizaje en el cual todos compartimos la misma tarea de ser discípulos.

Recordemos la frase de filósofo romano Séneca: “Tenemos ante nuestros ojos los vicios de los demás, mientras los nuestros están a nuestra espalda”.

Señor, permíteme conocerme más, para comprender y amar más a mis hermanos.

Señor, que yo sea un mensajero de la compasión y la misericordia.

Pbro. Aníbal Hurtado Hurtado.