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¿Un Laico puede imponer la Ceniza?

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El camino cuaresmal comienza cada año con la celebración del Miércoles de Ceniza, donde renovamos el compromiso de vivir según el Evangelio. Esta celebración la presiden ordinariamente los ministros ordenados a quienes corresponde por la función que tienen en la Iglesia. Sin embargo, no es raro que, por diversas circunstancias, en algunos casos deban designarse laicos para la celebración de este sacramental. Es por ello que he realizado este guión litúrgico, para servir a los laicos en el cumplimiento de este encargo excepcional.

Por el carácter extraordinario de esta celebración del miércoles de ceniza, es importante tener en cuenta algunos elementos:

El laico deberá ser designado para este menester por el párroco o pastor de almas con jurisdicción en el lugar donde se llevará a cabo la celebración. Esta designación debe quedar clara para la asamblea.

Si la asamblea que se va a reunir es muy numerosa, conviene que también se autorice a otros laicos para la imposición de la ceniza.

Es ordinariamente el sacerdote o el diácono quien bendice la ceniza y la entrega a quien a quien(es) ha designado para animar la celebración.

Los laicos no tienen la potestad de bendecir, ni de imponer las manos, ni de predicar en nombre de la Iglesia

Sobre la Celebración

Son unas pautas básicas respecto al desarrollo de la celebración.

  • En la celebración aquí presentada, no se prevé la distribución de la Comunión.
  • El laico puede estar o no estar revestido con el alba. Si es un ministro instituido es preferible que esté revestido.
  • Deberá colocarse un asiento especial para quien va ha presidir la celebración, este estará ubicado en un lugar visible para que desde allí pueda conducirla asamblea en su oración. Si la celebración se lleva a cabo en un templo, no podrá usarse la sede, aún cuando ésta sea móvil, sino que se dispondrá otro asiento diferente en un lugar adecuado.
  • Antes del canto o silencio inicial, o después del saludo del animador, es conveniente que se haga una monición que introduzca toda la celebración. Ésta podrá ser realizada por el animador, pero también por otro laico.
  • En la Celebración de la Palabra pueden utilizarse todas las lecturas con el salmo respectivo y el verso (o canto) antes del Evangelio; o la lectura del Antiguo Testamento con el salmo, el verso (o canto) antes del Evangelio y el Evangelio; o sólo el Evangelio, que puede estar antecedido de un canto que invite a la escucha de la Palabra de Dios. Téngase en cuenta, sin embargo, la importancia de la escucha de la Palabra de Dios en la celebración cristiana y, de manera especial, en el tiempo de cuaresma.
  • Debe recordarse que mientras las lecturas se anuncian, el salmo y el verso antes del evangelio no se anuncian, de ahí que aparezcan en letra diferente su enunciación.
  • En cuaresma está prohibido el canto del Aleluya, por ello debe cantarse el verso antes del Evangelio señalado para este día u otro canto adecuado.
  • En vez de la homilía, que sólo corresponde a un ministro ordenado, puede hacerse una de las lecturas patrísticas propuestas o el mensaje para la cuaresma que el Papa publica cada año, o el mensaje para la cuaresma del obispo de la propia diócesis, u otro texto adecuado que halla sido aprobado por el párroco o sacerdote con jurisdicción en el lugar.
  • Es recomendable que durante la imposición de la ceniza se cante o recite el salmo 50, por su carácter penitencial. Sin embargo, pueden emplearse otros cantos.
  • En la oración común, al finalizarse las preces que se presentan en el guión litúrgico, pueden añadirse intenciones libres. Éstas deben corresponder con el carácter universal de la oración oficial de la Iglesia, más que a intenciones particulares.
  • No es necesario que luego de cada una de las intenciones libres se diga o cante la respuesta de la asamblea. Debe recordarse, sin embargo, que esta respuesta sí ha de hacerse después de cada una de las intenciones propuestas en este guión litúrgico.
  • Lavarse las manos después de la imposición de la ceniza, es, en esta celebración, una necesidad y no un gesto ritual, por lo cual deberá llevarse a cabo con gran sobriedad y, preferiblemente, en privado o en la sacristía, según el caso.
  • La exhortación que finaliza la celebración debe ser de verdad corta y no una catequesis. Luego de esta podrá cantarse, si se considera oportuno, un canto a la santísima Virgen María.

Tomado de https://www.mercaba.org/LITURGIA/Cuaresma/Ceniza/celebracion_con_laico.htm